sábado, 25 de agosto de 2007

Fantasías

Todo empezó como un juego de palabras. Hacía casi cuatro años que estabamos casados, y nuestro sexo, siempre ardiente, por momentos se apagaba. Mi chico, fanático del sexo sin tapujos, mi insinúaba constantemente su deseo de compartir nuestra cama con una mujer más. Al principio yo me reía y le decía: _Ok, si vamos a compartir esto con una mina, bueno, probemos, pero yo también quiero coger con otro tipo- .
En ese momento, su machismo, sin lugar a dudas, no abría su cabeza a esa posibilidad. Me decía que la idea no lo motivaba demasiado. Pero poco a poco fue digiriéndola, hasta que le empezó a gustar.
Una noche salimos de tragos por ahí. Dimos vueltas y vueltas hasta que llegamos a un boliche , sin darnos cuenta. Mientras disfrutabamos de cada trago ( bastantes, por cierto, jajajaja), nos fuimos soltando cada vez más , hasta contarnos sin pudor experiencias de cada uno que nos calentaron muchísimo. A mi, especialmente, me estremecía escuchar cada uno de sus detalle. El morbo me invadía. Veía cada una de sus escenas con solo cerrar los ojos un instante.
Cuando llegamos a casa, tiramos un colchón en su estudio, y empezamos a coger sin límites mientras mirabamos una porno. Yo, que hasta ese momento había cogido "convencionalmente" se podría decir, empecé a observar con desesperación cada movimiento de esas hermosas mujeres que gozaban sin parar. Y fui soltándome cada vez más. Mi cabeza empezó a volar. Mi marido me hablaba al oído, me susurraba con palabras muy cachondas. Me preguntaba que más me gustaría hacer: _ ¿ Te gusta? ¿ Te calienta amor? ¿Tenés ganas de chupar otra pija? ¿ Querés que otro te chupe la conchita? Mmmmm. Me retorcía de sólo pensarlo. Descubría con cada una de sus palabras mis deseos más ocultos.
Recuerdo su pija erecta penetrándome una y otra vez, subiendo y bajando, yendo y viniendo sin parar. Su lengua ardiente recorriendo cada centímetro de mi empapada concha. Mi clítoris erecto, casi succionando su exquisita lengua, hasta sentir esa dulce explosión que recorre cada centímetro de mi ser. Gozamos, gozamos como dos adolescentes calientes, pero con el condimento de los años y la experiencia de cada uno.
Esa noche marcó el rumbo de nuestro nuevo sexo. Sentíamos ambos una líbido insaciable que nos pedía más y más. Cada vez que cogíamos, nuestras mentes se liberaban , y yo, principalmente, podía verbalizar todas aquellas imágenes que tenía reprimidas en mi cabeza y en mi alma. Y entonces ... todo comenzó.

2 comentarios:

BELMAR dijo...

Muy interesante tu blog!!!

Anónimo dijo...

hola!!!

Felicidades por tu blog...

Considerame un nuevo fan... hoy por hoy lo estoy leyendo extasiado...

gracias..

Jeth